Crisis, ¿Esperarla o Generarla?

En el management (y en casi todo) hay una verdad incómoda: la complacencia es el preludio del desastre.

La imagen que ilustra este artículo cuenta la historia de cómo y por qué Toyota cambio su nombre original, Toyoda, por el de Toyota. Y tiene mucho que ver con olvidar la autocomplacencia. Al escribir con la escritura japonesa Toyoda

La mayoría de las organizaciones y personas funcionan con un motor de inercia que solo se detiene, o se revoluciona, ante un impacto externo. La crisis real, esa que te pone al borde del abismo, es un máster acelerado en adaptación.

Pero esperar a que el entorno te fuerce a cambiar es un acto de pusilanimidad estratégica (aclaración:pusilánime, dicho de una persona: falta de ánimo y valor para tomar decisiones o afrontar situaciones comprometidas).

La verdadera ventaja no está en sobrevivir a la crisis, sino en convertir la crisis en una herramienta de progreso, incluso –y sobre todo–, cuando las cosas van bien.

El Peligro de Vivir en ‘Lo de Siempre’

Cuando las métricas son verdes, el negocio avanza, la caja fluye y el equipo está cómodo, se instala la anestesia de la costumbre. El pensamiento se reduce a mejorar lo que ya existe, a repetir la fórmula. Esto no es consistencia, es mediocridad con buena facturación. La trayectoria se vuelve predecible y el músculo de la adaptación se atrofia.

Y es ahí donde reside la gran paradoja del liderazgo en el siglo XXI: si no tienes una crisis que te obligue a pensar, a cambiar, a progresar… genératela.

El Management de la Doble Velocidad

La Mejora no es una opción, es un imperativo. Pero la Mejora tiene dos caras que deben combinarse con agilidad, y ambas nacen de una tensión interna, de una crisis controlada:

  1. La Mejora Paso a Paso (Kaizen): Es la disciplina de todos juntos y con todos, poquito a poquito. Se enfoca en la eficiencia, en reducir el desperdicio, en el detalle de la operación. Es lo que nos da consistencia y solvencia. Es fundamental, pero insuficiente para lograr lo imposible.
  2. La Mejora Radical (Innovación Exponencial): Es la que te arranca de la zona de confort. No busca optimizar, busca destruir para crear. Es el pensamiento que te obliga a abandonar lo que te hizo exitoso, a cuestionar tu modelo de negocio antes de que otro lo haga por ti. Requiere coraje y un nivel de incomodidad que solo se consigue simulando la amenaza.

La Mejora Radical es la que te exige pensar fuera de la caja; más bien, te obliga a quemar la caja. A plantear escenarios que nadie ha osado nombrar: ¿Qué pasaría si nuestro principal cliente ya no nos necesitara? ¿Y si nuestro servicio más rentable fuera gratuito? ¿Cómo operaríamos con la mitad de recursos?

Promotores de Problemas y Crisis Fabricadas

Necesitamos Promotores de Problemas en la alta dirección. Personas que desafíen lo evidente. Su trabajo no es resolver la crisis externa, sino inventar la crisis interna necesaria.

Generar la crisis no es caos. Es un ejercicio de disciplina estratégica que se traduce en:

  • Retos Imposibles: Fijar un objetivo que es inalcanzable con las herramientas y procesos actuales. Eso obliga a redefinir el modelo.
  • Rotación de Roles Críticos: Mover a la gente clave de su posición cómoda para que apliquen su inteligencia a un desafío completamente nuevo.
  • Proyectos de Destrucción Creativa: Crear equipos dedicados a diseñar la startup que mataría a tu propia empresa. Dotarles de recursos y autonomía para que piensen como tus competidores más audaces.
  • Asignar Recursos a la Duda: Invertir una parte del presupuesto no en optimizar lo que funciona, sino en explorar la hipótesis más incómoda sobre el futuro de tu sector.

El Liderazgo es Servir a la Incomodidad

El líder que prospera en tiempos complejos y que logra lo imposible no es el que exhibe infalibilidad, sino el que muestra consistencia, agilidad y humildad para corregir. Y sobre todo, es el que sabe que su principal labor es mantener a su gente en un estado de tensión productiva.

No esperes a que la adversidad llegue disfrazada de pánico y recortes. La vida en el “lo de siempre” es aburrida y, peor aún, es una senda directa hacia la obsolescencia. Si quieres que tu organización logre lo que nunca ha logrado, no busques la paz: busca el problema que necesitas y empieza a resolverlo ahora.

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