Dar Cera, Pulir Cera (Sobre Hábitos y Excelencia)

«Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito» (Aristóteles)

Si eres joven, el título de este artículo “dar cera pulir cera” te habrá parecido algo extraño, ¿no?

Pero si tienes ya alguna que otra década cumplida (posiblemente los que ya vayan por la cuarta y la quinta los que más)  te habrá recordado a la mítica película “Karate Kid”. ¡Que tiempos!

¿Y qué era eso de dar cera – pulir cera?

Pues Daniel-San (el prota de la peli) quería aprender Karate, ya que los chulitos del colegio le hacía bullying continuamente e incluso tuvo implicado en alguna pelea (bueno, más que pelea le propinaron una buena paliza). Así que se fue con el señor Miyagi (maestro karateka) para que le enseñara Karate, para defenderse… y para ir al campeonato y hacer un buen papel en el mismo.

Pues las primeras sesiones de entrenamiento, a pesar de que Daniel quería aprender Karate, se las pasó “Dando Cera, Puliendo Cera”.

Todavía puedo escuchar al señor Miyagi: “Mano Derecha dar ceraaaaaa,  haciendo un círculo, Mano izquierda pulir ceraaaaaa, haciendo un círculo”.

Primero lavando los coches, luego lijando unas preciosas mesas de madera… Daniel no sabía de qué iba la historia… pero el pacto inicial incluía no hacer preguntas.

Tras varias sesiones en las que no hizo “nada” de karate (al menos eso pensaba Daniel), empezaron las prácticas, y resulta que todo lo que le había hecho hacer el señor Miyagi era para que interiorizara y practicara (lo hiciera un hábito) una serie de movimientos, y, a partir de ahí, comenzar su preparación y su práctica para convertirse en un campeón del karate.

Vale que es una película, y obviamente el prota se convirtió en un campeón del karate y demás, además de que se fue con la guapa, pero volvamos a nuestro mundo de las rutinas, los hábitos y la excelencia.

Muchas de las elecciones que hacemos a diario no son la consecuencia de decisiones meditadas, como cabría pensar. Son hábitos o rutinas. Muchos de estos estos aspectos ejercen un tremendo impacto en nuestra salud, productividad, seguridad y felicidad. La mayoría de nosotros seguimos diferentes hábitos y rutinas sin ser conscientes de si esas rutinas nos están ayudando o no.

Pero ¿qué es un hábito o rutina?

Un hábito o rutina es una actividad que realizamos prácticamente sin tenerla que pensar. En ocasiones, incluso, las hacemos siempre a la misma hora y en el mismo lugar.

Existen dos tipos de Rutinas-Hábitos:

  • Las rutinas positivas:son las que te hacen sentir mejor y las que te permiten ser más productivo, rendir más en tu negocio o en tu vida, ser más saludable, servicial…
  • Las rutinas negativas:son aquellos malos hábitos que tenemos en nuestra vida y que nos impiden avanzar tanto en lo profesional como en lo personal.

 

¿Por qué se crean las rutinas?

El motivo fundamental es fisiológico. El cerebro es un gran perezoso, busca una rutina para poder ejecutar ciertas tareas sin pensar. Vamos a fijarnos en el gasto energético que supone ejecutar una rutina.

Recuerda por un momento la primera vez que te subiste a un coche en el asiento del piloto y comenzaste a conducir… o al menos a intentarlo. ¿No te parecía casi un imposible?. Te aseguro que tu cerebro en ese momento estaba en plena ebullición, y estaba consumiendo una gran cantidad de energía. Si juegas a golf, o al menos lo has intentado, ¿te acuerdas el primer día que empezaste a practicar el swing? Si conducir parecía casi un imposible, esto no tiene nombre…

¿Y hoy en día? ¿Crees que tu cerebro consume esa cantidad de energía cuando conduces? Desde luego que no (si lo has llegado a aprender y lo has convertido en un hábito)…

Así que el cerebro trabaja para crear esta rutina, a través de las continuas repeticiones, y así optimizar la energía que tiene que consumir.

Las rutinas son importantes, tanto en aspectos personales como desde luego en el ámbito profesional.

Mucha gente dice que las personas no cambian, y tengo que decir que eso es falso. Las personas cambian cuando quieren. Para mí, cambiar es posible siempre y cuando tomes conciencia de cosas que estás haciendo mal y cosas que no estás haciendo en tu vida, de todo lo que quieres incorporar en tu nueva vida.

Déjame “destripar” ahora, para relacionarte las rutinas y hábitos con la excelencia, la frase de Aritóteles:

«Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito» (Aristóteles)

Parte Inicial:

Somos lo que repetidamente hacemos

Cuando oímos la palabra excelencia, a veces sentimos como si fuera totalmente intocable y demasiado compleja para ser siquiera perseguida. Pero la realidad es que todos los días hacemos cosas, realizamos diversas actividades. Unas más grandes, otras más pequeñas. Unas más sencillas, otras más complejas.

Nuestro mayor error es pensar que la excelencia es algo a ser alcanzado. Como una montaña que necesitamos escalar hasta la cima. ¡No lo es! La excelencia es el más constante de los procesos, que además nunca va a tener fin.

Cuando alcanzamos esa mentalidad, entendemos ese concepto, llegamos a la segunda parte de la frase:

La excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito

Cuando entendemos que la excelencia necesita ser parte del día a día, necesita ser practicada, comenzaremos a, día a día, promover mejoras en lo que hacemos. Por lo tanto, la búsqueda de la excelencia debe ser un hábito.

Es por ello que te propongo lo siguiente para que comiences a practicar rutinas que te acerquen, poco a poco, hacia la excelencia. Hacia tu camino.

CREA NUEVAS RUTINAS EN TU VIDA

Mi recomendación es que arranques con una sola rutina en cada ámbito (profesional y personal), y te recomiendo que esta rutina sea diaria o de gran frecuencia. Es decir, no te pongas como primera rutina algo a hacer una vez al mes

Es importante que empieces con pocas nuevas rutinas y vayas añadiendo otras poco a poco. Piensa en Karate Kid y el “dar cera, pulir cera” o en cuando empezaste a conducir. Poco a Poco. Si de repente tratas de colocar 10 rutinas nuevas en tu vida es más que probable que al final acabes dejándolas todas de golpe.

Déjame mostrarte algunos ejemplos de rutinas, no para que las copies si no para que te sirvan como ejemplo:

  • Profesionales
    • Escuchar activamente cada día a alguien del equipo (si gestionas personas; si no, a algún compañero)
    • Dar al menos un Refuerzo Positivo cada día a alguien de mi equipo.
    • Visitar la fábrica (el Gemba) todos los días e interesarme por los problemas de la gente. No ir como un policía.
    • Revisar un proceso cada de mi área de trabajo.
    • Participar una vez a la semana en algún equipo de resolución de problemas.
    • Realizar mi Diario priorizando tareas y Revisarlo al final del día
      • Realizar lo mismo Semanalmente
    • Personales
      • Escuchar activamente a mi pareja, a mis hij@s al menos 3 días por semana.
      • Llamar a mi madre todos los días
      • Hacer ejercicio 4 días a la semana (mínimo)
      • Leer 20 minutos todos los días.
      • Escribir un artículo cada semana.

Si eres capaz de seguir adelante con tus rutinas, en 21 días te vas a sentir mucho mejor y en 90 días ya no vas a cuestionar el hecho de hacerlas, porque vas a ver que si no lo haces te sentirás fatal.

Te recomiendo además que lo sigas día a día:

Tenerlo escrito y revisarlo no te garantiza desde luego el cumplimiento, pero es una ayuda.

Es tu compromiso contigo mismo. Tú crees importante para ti hacerlo.

Comienza a hacerlo desde mañana mismo!

Cambiar tus hábitos hacia hábitos que sumen es el camino hacia la Excelencia y la Mejora Continua.

Rafa Lucero

@rafalu0

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